Intermitencias chinas 2

A los chinos les pirrian los juegos de mesa. Por doquier se puede ver a gente jugando a cartas, al ajedrez, a los dados... se puede decir que, junto con el Tai Chi, es el deporte nacional. Si vas a un restaurante y los camareros están echando una partida en las mesas de la terraza es mejor que te vayas. La pasión por el juego les supera. En su descargo cabe decir que se pasan todo el día trabajando sin parar.

No obstante en aquel 2005 las cosas estaban cambiando en China: el país había entrado a saco en una época presidida por el capitalismo y las nuevas tecnologías se habían hecho omnipresentes en tan sólo una década. De modo que estaba naciendo una nueva generación que ya no tendría tanto tiempo para jugar en los parques, en el trabajo, o sobre la acera. De hecho, la mayoría de la gente que vieron jugando era mayor de cuarenta años. Y casi todos hombres.

Y mirado así, a Brindavino no le daba tanta pena que los tiempos cambiasen, no tenía más que pensar en esos bares heredados del franquismo, en los que la juventud de entonces aprendió a fumar y a decir bien alto:

- Akeita, txola ta txokorra!

Y mientras tanto la esposa, la madre, en casa, con los hijos, trabajando, sin tener tiempo para pensar dónde estaba y qué hacía su marido.

Pero volvamos a China, ya que nos espera otro reportaje fotográfico de Brindavino, esta vez dedicado al XianQi, el ajedrez chino.


Ajedrez en el parque de la ribera
Nuestros amigos se refieren a ese espacio de color anaranjado que corresponde a la provincia china de Yunnan. Kumning es la capital de esta provincia.

Kumning es una ciudad del suroeste de China, muy distinta de otras ciudades de occidente como Hanzhou o Sanghai. Lo único que les hermana es la densidad de población. Para empezar el clima es totalmente distinto; mientras en el occidente el calor del verano es agobiante, tropical, el clima de aquí es más parecido al de Euskal Herria. Quizá se deba a que está a 2000 metros de altura sobre el nivel del mar.

Hay más diferencias: la vida es más barata, los lugareños están más acostumbrados a tratar con extranjeros: hay numerosas minorías religiosas, musulmanes, tibetanos...

Pero vayamos sin más dilación a la ribera del río, de la mano de Brindavino, a ver cómo se las gastan por allí al ajedrez. La tarde de aquel 14 de agosto salió soleada y había bastante gente paseando o sentada a la sombra de los árboles.

Vamos a ver

flash


Ésos parece que están jugando a cartas

flash

No interesa, queremos ajedrez, afina la puntería Luciano


flash

Ésos también están jugando a cartas

flash

¡Qué de gente!

No sé a qué estarán jugando, pero por la mirada de los espectadores parece que está interesante.

flash

Sé más discreto Luciano, el de la izquierda ya te ha pilllao...

flash


Estos si que están jugando al XianQi. Si os fijais bien, veréis que el tablero, a diferencia del nuestro, es todo blanco. No hace falta esa distinción: las fichas se colocan en las intersecciones.

flash

La ficha hay que moverla con decisión; se posa con un gesto decidido, seco, como en el dominó. Si Luciano hubiera sido su contricante, se habría cagao por las patas abajo.

flash

Después del movimiento, la peña comenta la jugada. Sus palabras recuerdan a Luciano al ronquido de un león:

rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

flash

Y ésta es la última foto. Antes de marcharse, Brindavino agradeció a jugadores y espectadores la amabilidad con que le hicieron un huequecito. Cuando sólo llevaba un par de fotos, el jugador del chaleco perdió una partida, y le echó la culpa de la derrota; pero se le olvidó pronto y siguió jugando como si no hubiera un occidental entrometiéndose en su mundo.

Hasta aquí el acercamiento a la ancestral cultura del ocio china. Puede que otra vez me atreva con un juego muy curioso que Adela y Luciano pudieron ver en Longshen. Era un juego parecido al de los dados que conocemos por aquí, pero con monedas en vez de dados, y tazón de cerámica en vez de cubilete. Y de por medio, cambiando de dueño cada veinte segundos, mogollón de billetes. Pero eso tendrá que ser otro día.

PD: una semana después Luciano se apuntó a un cursillo de ajedrez chino y allí aprendió los rudimentos del juego. También se trajo algunos tableros para llegar a ser el mejor de su pueblo. Por si alguien le interesa hay un enlace muy majo sobre XianQi en la revista de ajedrez de la UNED, que cuenta la curiosa y antiquísima historia de este juego, y explica de manera clara y sencilla sus secretos.

Un comentariu:

Anonim spunea...

No es el mejor de su pueblo sino el segundo ,de un tercio