Picaresca


Aquel fin de semana de junio, Luciano recordó con su hermano bergaratarra algunos pasajes de su niñez y adolescencia, relacionados con el noble arte que cultivaron Lazarillo de Tormes, el Buscón y Till Eulenspiegel, entre otros.


Clic

Cuando eran críos tenían muy pocos juguetes, y solían ir a visitar la tienda de juguetes de la calle Kalebarren de Zumarretxu -Arla, se llamaba-, para poder tocar siquiera, las atrayentes cajas azules que guardaban los preciados clics de Famóbil. Solían estarse un buen rato mirando embelesados el barco pirata y el fuerte comanche con los que jamás jugarían.

No obstante, conocían a más de uno que había conseguido llevarse debajo del jersey algún clic, madelman o geiperman, pero los dos hermanos no se atrevieron a tanto. Luciano todavía tenía fresca en el recuerdo su furtiva mano escondiendo unos regalices rojos en el bolsillo del pantalón, y la vergüenza consiguiente cuando la dueña del supermercado lo pilló con las manos en la masa.

Luciano y su hermano, por tanto, no aprueban un examen picaresco de su niñez. Veamos qué ocurre en la adolescencia.


Y un duro

No todos los sabios de este mundo pasean sus huesos por centros de investigación. Serán todos los que están, pero de ningún modo están todos los que son.

Hay mucha gente que se ha educado en esa otra universidad que se llama calle, y que no reciben homenajes ni alaracas por sus descubrimientos.

Éste es el caso del anónimo descubridor de una vulnerabilidad en las máquinas expendedoras de tabaco que se fabricaban en los años 90. Quién sabe cómo, la noticia del ingenioso procedimiento llegó a oidos del hermano bergaratarra de Luciano y de un amigo suyo, cuando estudiaban en Iruña, en la segunda mitad de los noventa.

¿En qué consistía el ingenioso pufo?

Así se lo describieron a Luciano:

-Entras al bar con un cronómetro, una moneda de cien duros y un duro. Te colocas frente a la máquina de tabaco. Echas la moneda por la ranura y pones el cronómetro en marcha. Cuando han pasado 30 segundos exactos, introduces el duro. Al instante, la máquina escupirá el paquete de tabaco, las vueltas, la moneda de cien duros y el duro.

Un buen negocio, que duró hasta que la empresa expendedora se paspó de todo y cambió las máquinas por otras más modernas y seguras. Mejor negocio hubiera hecho si hubiera localizado al descubridor del fallo; pero no para enmarronarle, sino para ponerle como jefe de la empresa.


Y más duros

Luciano me pide que cuente otro episodio parecido, relacionado con las máquinas de tabaco; más laborioso éste, y menos lucrativo que el anterior. La anécdota transcurre en el 'Lukas', un bar de poteo-heavy, si es que ambas cosas juntas son posibles.

El bar estaba en Legazpia, un pueblo cercano a Zumarretxu, donde Luciano y sus amigos comenzaron a poner a prueba a sus hígados, gastándose en zuritos las quinientas pelas de paga del domingo (3 euros de la época). Una de aquellas tardes de vino y rosas adolescentes, un compañero les contó que si metías un duro en la máquina de tabaco, además de contabilizar en el marcador, te lo devolvía.

El amigo les propuso hacer piña en torno a la máquina expendedora, ya que ponerse frente a la máquina era bastante descarado, teniendo en cuenta lo aparatoso del procedimiento. Así, les convenció para que, entre los tres o cuatro que estaban, improvisaran un parapeto para que el camarero no se paspara del asunto.

De este modo, aquel domingo los amigos fumaron Winston en vez de Fortuna, y además pudieron comerse un pintxo de tortilla que les permitió llegar, para variar, más presentables a casa.


En el peaje

Después de los treinta también hay lugar para la picaresca. A otro nivel, se entiende.

El sistema siempre deja algún resquicio por medio del cual el consumidor se pone todo contento cuando gana un pequeña batalla a la administración, a los bancos, a las inmobiliarias, a las empresas de telefonía móvil o a los grandes centros comerciales.

Pondré como ejemplo una idea que les dieron a Adela y Luciano para que les salieran gratis los peajes de las autopistas que van de Euskal Herria a Catalunya (100 euros +/-, ida y vuelta). Para ello debían anular su tarjeta VISA. A partir de la anulación tenían 24 horas para pagar en los peajes con la tarjeta anulada, ya que en ese tiempo la anulación todavía no ha llegado a los discos duros de las máquinas cobradoras.

Pero no lo hicieron. El disfraz de pícaro ya les quedaba pequeño.

Kaka kulo pedo pito pis

Post honi kiratsa dario. Beraz, zerrikeri zein lizunkeriak gustoko ez badituzu, hobe zenuke orri hontatik lehen bait lehen alde egingo bazenu. Izan ere, aurreko astean, Gaztelekutik pasa zan Lutxiano, eta bertan oso maite dituen bi fanzine erosi zituen: batean zein bestean, txorongoak eta pixarrakak nonnahi.


Kaka kulo pedo




KKin'Zona, Urretxuko Gaztetxearen fanzineak, bi urte betetzen zituen, eta ospatzeko seigarren zenbakia atera zuten kalera. Hogei urte pasa badira ere, eskuartean daukat alea. Azalean, fanzinearen betiko obsesioak agertzen dira: Gaztelekuko komuna eta Urretxuko alkatea. Barneko orrietan, hainbat artikulu eta irudi eskatologikoak aurki daitezke. Honako hau, esaterako, oso adierazgarria da. Izan ere, autoreak ez du inor libratzen, ezta bere burua ere.




Ikusiak ikusi, ez pentsa KKin'Zonakoek haien energia guztia txerrikeriak asmatzen pasatzen zutenik. Gaztetxeko ekitaldien berri ere ematen zuten, bai eta Urretxuko Gazte Asanbladaren (ZUGA) ekimenena ere. Baina Brindavinok gustokoen zuen atala editoriala zan, azkenaurreko orrian. Puzkar usaina mantentzeko ezin hobea. Eta klaro, kirats horretan itota, Lutxianok agur esan zion betirako euskaldun jatortasunari, inoiz bata ala bestea jantzi bazuen behintzat.




Honaino iritsi bazara, lagun, segi lasai. Ohartuko zinan harrezkero kaka artean gustora egotea ere badaola. Hain zuzen ere, Gaztetxetik kanpo, ustel usaina areagotzen da.


Pito pedo pis




TMEO 89. Deabruaren pixa. Gasteizko Ezten Kultur Taldekoek 15 urte zeramaten fanzine lotsagabe hau argitaratzen, inongo dirulaguntza publikorik jaso gabe. Horrek balio erantsia ematen zion: askatasuna.

Hasiera hasieratik, euskal komikiaren harrobi sendoa bilakatu zan.

89. zenbakian oraindik Mauro Entrialgo (Herminio Bolaextra), Gol (Javi Cabrero), Alvarortega, Vadillo, Orúe, Kini eta Roger jo ta su jarraitzen zuten. Beste batzuk agur esan zuten, arrazoi desberdinengatik: Luis Durán, Mikel Valverde eta Álvarez Rabo.

Haien ordez, izen berriak noiznahi, jario etengabean: Javierre (Vallecurros), Furillo, Piñata (Tifus)...

Azken bi horiek, humore likits eta zantarrenaren barrenak esploratzen maixuak ziren. Bazuten KKin'Zonakoak non ikasi. Ikus itzazue, bestela Furillo eta Piñataren bineta hauek.

Antzekotasunik bilatzekotan...








...euliak, agian?

El presente vengador

Brindavino apoyó su espalda en la pared y se puso a observar a la gente. La plaza de Zumárraga estaba a rebosar aquel día de mercado. Luciano se había colocado en aquel lugar estratégico para confirmar una sospecha que ya barruntaba. Después de media hora de atenta observación, tuvo que dar la razón a su instinto.

-¡Los pantalones de campana ya no están de moda! ¡Son prehistoria!

Luciano quería decir que la modas emergentes relegan las anteriores a la prehistoria. Y es que, según él, no había una sola prehistoria, a pesar de lo que nos pudieran enseñar en la escuela. Hace unos siglos, quizá no, pero desde que los hombres bajaron del caserío al pueblo y se volvieron kaletarras, desde entonces, ya sí. Y no sólo una, sino muchas, infinitas prehistorias, tantas como hagan falta para realzar lo modernos que somos. Esta idea la maduró Luciano desde que descubrió el Passagem-Werk, de Walter Benjamin.

Benjamin era uno de los pensadores más relevantes de Europa hasta que los fascistas acabaron con su vida en Port Bou, un pueblo fronterizo catalán. Su principal legado es el Passagem-Werk, un atrevido proyecto intelectual que llevó a Benjamín a analizar los restos que quedaban de los otrora emergentes Pasajes de París.

En el siguiente fragmento, Susan Buck-Morss analiza el concepto de prehistoria que Luciano había tomado prestado de Walter.

"En el capitalismo avanzado, la corta vida de tecnologías y mercancías, la rápida renovación de modas y estilos, eran experimentadas como atenuaciones temporales extremas. Para quienes vivían los años veinte, las novedades de la generación anterior -luces de neón en lugar de lámparas de gas, cabello corto y trajes de baño en lugar de moños y mariñaque-, pertenecían a un pasado distante."

Susan Buck-Morss, Dialéctica de la mirada: Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes, Visor (la Balsa de la Medusa, 79), 1995.

A Luciano le parecían las palabras de un visionario. Encajaban como un guante en el presente que le había tocado vivir. Un presente inabarcable que obligaba a uno a olvidarse de ese otro que había sido hacía sólo unos añitos.

-La memoria condenada al olvido. Una enfermedad de moda.

Hace siglos, por ejemplo, no sería raro que uno se conociera la disposición de las estrellas en el firmamento. Claro, las estrellas eran siempre las mismas.

Hoy en día, en cambio, son muy pocos quiénes las conocen. No tienen sitio para ellas. Bastante tienen con esas otras, más efímeras, que pululan por la caja tonta.

Pero la memoria humana tiene un límite. Lógicamente, cuando ya no le cabe nada más, articula mecanismos de defensa, que consisten en olvidar todo lo pasado, para centrarse exclusivamente en el presente.

De hecho, es tanta la información que recibe una persona al cabo del día, que hasta el más tonto almacena en su chaveta más conocimientos que el padre Feijóo.

Así, en aquella media hora de observación en el mercado matutino, Luciano ya se había acostumbrado a no ver campanas en los pantalones de las chicas. Y entonces pensó en que quizá por fin se pondrían de moda las melenas, los bigotes y los pantalones ajustados.



Gauza perfektuek

Blog hau ez da perfektua. Are gehiago, arras defektu ditu. Aurreko postak bisitatzen ditudanean, hainbat eta hainbat akats aurkitzen ditut: inkoherentziak, paragrafo hutsalak, esapide matxistak, jainkoari erreferentziak agnostikoa izanik...

Baina ez pentsa horrek gehiegi arduratzen nauenik, ni neu inperfektua bait naiz, ni ere akatsez josita bait nago.

Izan ere, blog perfektua etzait batere interesatzen. Ez nuke halakorik irakurriko, ez baitut horretan sinesten. Bizitza, Matxadok zioen bezala, bidea da, eta ibilera horretan datza bere xarma. Komiki munduan argi ikusten da hori: Asterix eta Obelix, Corto Maltese edota Blueberry ezin dira ulertu haien hastapenetako marrazki eta karakterizazio inperfektuak kontutan hartu gabe.

Ez gaitezen, beraz, hain kritikoak izan besteen akatsekin. Bizitza ez da behinbetikoa, etengabeko prozesua da, eta bertutea prozesu hori garatzean datza. Ez gaitezen geratu egindako lanak kontenplatzen, ez eta horri berari akatsak bilatzen ere. Hobe da inperfekzio berrien bila aurrera egitea.

Hargatik aukeratu dot post honen izenburua.

Titulua Kirmen Uriberen poema-abestia da, eta Zaharregia, txikiegia, agian KDan eman zen argitara. Pena da Lutxianok oraindik audioa publikatzen ez jakitea: ikasturtea amaitzen duenerako utzi beharko du.

Horrela hasten da abestiaren letra (gehiago ez, diska originala lagun txinatar bati oparitu nion eta):

Gauza perfektuek
ikara ematen didate,
ez ditut atsegin...

Letra ederra da. Kirmenek abestuta, hobea. Lehen aldiz entzun zuenean, txundituta geratu zen Brindavino. Instant batean, bere anai Txominek abesten zuela iruditu zitzaion, Urretxuko Gaztetxean Piztiak bailiran. Brindavinorentzat, Uribe anaiak aintzindariak ziren Pop-a euskal mudura ekartzeko orduan. Inork baino hobeto interpretatu zuten Pop ingelesa euskaraz. Espainolez ere oso gutxi hurbiltzen zitzaien.

Horregatik guztiagatik aintzindaritzat zituen Lutxianok, Mikel Laboa eta Jabier Muguruzaren pare jarriko lituzke.

Hainbeste gustatu zitzaion abestia, non 2005eko ihauterietan, bere mozorroa Kirmen Uriberi dedikatu zion:

Lutxiano, hamabost urteko neskatoa bihurtu zaigu. Badakizue adin horretako neskatxei zenbat gustatzen zaizkien abeslari gazteak: Los Pecos, Hombres G, Enrique Iglesias, Unax Ugalde, Kirmen Uribe...

Ba neska lirain hori Kirmen Uriberen fana da. Taberna guztietan eskatzen du Gauza perfektuek, baina DJ-ek ez dute aldi bakar batean ere jarri.

Orduantxe ohartu da Lutxiano neska gaztetxoek ez dakitela nor den Kirmen hori.

-Zer egingo diogu ba, neska lirainena ere ez du zertan perfektua izanen...

Intermitencias chinas 7.2

Una cena inolvidable

El segundo día de su estadía en Yangshuo, Luciano y Adela conocieron a un muchacho muy agradable y simpático. Se llamaba Simon y era un chico del lugar, de unos veinte añitos. De inmediato se les ofreció como guía. Su primer trabajo fue llevarlos a conocer la gastronomía del lugar. Una cena inolvidable en un restaurante con solera cuyo nombre no lograron descifrar, aunque al parecer tenía su chiste.





Cuando Simon trató de explicarles el porqué del nombre y de la foto que aparecían en el letrero, Adela y Luciano pusieron cara de que lo habían entendido todo, y le acompañaron en la carcajada con la que finalizó la explicación. Pero lo olvidaron pronto. Y es que tenían suerte de que en las cosas de comer los idiomas no suponen obstáculo alguno. Acompañémoles pues, a este pequeño viaje (g)astronómico.

Lo primero era elegir el pescado que iban a comer. Se trataba, cómo no, de ejemplares procedentes del río Li, que contaban sus últimos minutos en unos barreños que había en medio de la calle, a la vista de todo el mundo.

En los barreños había dos clases de pescados: uno con unas escamas muy grandes y muchas espinas, y otro con unos bigotes enormes y sin escamas. Simon les recomendó éste último.

Así que Adela se quedó con éste:





El pez –antes de ser fileteado- recibía la puntilla con un certero golpe en la cocorota.





A continuación, la dueña del restaurante les mostró el cadáver que se iban a zampar.





Lo presentaron en una fuente acompañado de pimiento verde, tomate, cebolla, verduras, todo ello regado con una exquisita salsa de soja. Delicioso.

En realidad todos los platos de los que dieron cuenta quella noche quedarían grabados para siempre en las retinas de Luciano y Adela. La berenjena fileteada rellena de carne, por ejemplo, estaba para chuparse los dedos.

Lo mismo que la sopa de algas del río Li...





...y los caracoles rellenos.





Lo caracoles rellenos son típicos de Yangshuo. Su fama rebasa ampliamente las fronteras de la provincia. En el video que viene a continuación, Simon les explica a Luciano y Adela cómo había que comerlos.





Por si no os habéis paspado de nada, extraigo del cuaderno de Adela el siguiente manual para comer caracoles en Yangshuo:

Primero hay que coger el caracol en la mano; entonces se aprieta el relleno con los palillos y se absorbe el líquido de la abertura más estrecha del caracol. Luego buscamos el otro agujero y absorbemos con fuerza.

Hffff!

La carne ya debería de estar en la boca.


Pero este post no acaba aquí, y es que al final de la cena, la dueña del restaurante invitó a Luciano y Adela a visitar la cocina. Se quedaron asombrados de que de un lugar tan modesto y pequeño salieran tan suculentos manjares. Pero ya no se sorprendieron tanto cuando vieron trabajar a las cocineras.





Una buena costumbre, otra más, que no estaría mal que fuera importada a estos lares. Ya que el ‘Made in China’ los encontramos hasta en la sopa, ¿qué importa uno más?